jueves. 28.03.2024

Alguien dijo, un buen día, que había que regenerar la vida política de Lanzarote y se quedó tan pancho. Nosotros creemos que, efectivamente, la tal vida hay que regenerarla y no sólo dando buenos consejos sino que aplicándose en el empeño y en primera persona. Esta islita nuestra necesita de un buen barrido que aparte de las instituciones publicas a todos esos parásitos que la empobrecen y que han propiciado un alto grado de descrédito en la población. Si los cojitrancos, los Alatriste o Alatrastos, los picuditos, la ardilla, etc, etc, sin olvidar a los/as barriletes perversos tienen que ser apartados del horizonte político ya, sin más.

Asistimos en estos momentos a representaciones paupérrimas de presuntos destapes que sirven, en algunos casos, como cortina de humo que tapan con descaro presuntas o posibles corruptelas. Es, reiteramos, el momento de que los partidos políticos se esmeren a la hora de componer sus listas electorales separando la paja del trigo. El que se repitan legislatura tras legislatura las mismas caras con los mismos carotas es un pecado capital que comente la partitocracia enarbolando, no sabemos por qué disparatados postulados democráticos. Lanzarote demanda con urgencia de esa regeneración de la que hablamos líneas arriba, porque no puede soportar más incapacitados al mando de los diversos que haceres públicos. ¿Predicamos en el desierto? Pues creemos que sí por cuanto hay mucho sordo interesado en no cambiar los modos que nos han llevado hasta este callejón sin salida, fundamentalmente porque de ello viven con opulencia.

Regenerar la vida política
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