sábado. 20.04.2024

Desengáñate: no se puede hacer periodismo de altura con esta política de bajura que padecemos en esta pobre islita rica sin gobierno conocido. Desde Chana Perera para acá, con su alta costura (cultura, quise decir), todo ha degenerado. Menos mal que acaba de adelantar el diario “El País”, el pasado lunes, que el Gobierno de Zapatero ultima un plan para atajar la corrupción en los ayuntamientos, y que una de las principales medidas a tomar será la de impedir que ningún partido político pueda incluir a tránsfugas en las listas electorales. ¿Y entonces con qué gente rellenarán esas listas en Lanzarote? Los políticos locales que más tiempo llevan viviendo del cuento (algunos, toda la vida) se han transfugado ya en una o en varias ocasiones. ¿Les pongo ejemplos con nombres y apellidos? No me iban a caber en esta columna, ni en tres más que firmase.

Pero les iba a hablar de la prensa, pues apenas dos días después del Primero de Mayo (Día Internacional del Trabajador) se celebraba -es un decir- el pomposamente denominado Día Mundial de la Libertad de Prensa, si la hubiera o hubiese. ¿Se enteró alguien por aquí debajo de la efeméride? Al contrario que otras pazguatas matraquillas (Día de la Constitución, Día Mundial de la Paz, inminente Día de Canarias y un larguísimo e inútil etcétera), en Lanzarote, donde hay más medios de comunicación por metro cuadrado de todo el planeta y parte del extranjero, siempre ha pasado totalmente desapercibido esa fecha, paradójicamente. O a lo peor no hay paradoja ni contradicción alguna porque, bien mirado, ese particular olvido lanzaroteño tiene su lógica. No sé si me explico, pero yo me entiendo.

En hablando de periodismo, comparto la opinión que avisa y advierte que la mejor Ley de Prensa es la que no existe. Y entiendo asimismo la otra definición que acuñó un destacado empresario periodístico europeo cuando le preguntaron qué es una noticia: "Algo que alguien, en algún lugar, pretende ocultar. El resto es publicidad". O puro periolorismo, como me gusta rebautizarlo. ¿Quieren un ejemplo? Si es uno solo me cabe, y además calentito: Plan Territorial Especial (PTE para los amigos y demás personas piadosas). El exceso de información con respecto al mismo ha obrado el milagro: que nadie se entere realmente de qué carajo estamos hablando. Misión cumplida.

Ya ni siquiera cabe hablar de aquel esfuerzo inútil que, como es triste fama, acaba produciendo melancolía. Tanta letra impresa para llegar a la nada más absoluta: en un trabajo de desgaste digno de elogio y a base de otorgar cargos o solicitar encargos (fijos o temporales, tanto monta, tanto da), el poder político o empresarial le va tapando la boca a la opinión publicada que dicen que hubo alguna vez en esta isla de conejeros o conejos. En cuanto a la opinión pública, o es muda o debe estar literalmente secuestrada, porque ni se la ve ni se la oye ni se espera por ningún sitio. Cosa distinta, por supuesto, es la opinión impúdica y siempre interesada de los propios políticos que padecemos.

Tal parece, en efecto, que cuantos más sean los medios de comunicación (cantidad y calidad casi nunca son sinónimos, sino antónimos), mayor es el silencio y menor es la opinión sincera y el juicio libre. Se impone con descaro la mediocridad. Gana por goleada el periodismo hueco de las notas de prensa o las crónicas del cotilleo cotorra que nos habla de reinas de la belleza y plebeyas de la simpleza. Éxtasis de la nadería. Orgasmo de la frivolidad elevada al cubo (de la basura). Infraperiodismo que sólo ejerce de simple o simplona caja de resonancia de los poderes a los que aquél se somete.

Algunos ingenuos se siguen preguntando por las esquinas dónde está la "intelectualidad" lanzaroteña, que dicen que la hubo de más allá. Como si no supiéramos todos que esa falsa intelectualidad anda comiendo, todos a una, del mismo caldero de la corrupción institucional y el compadreo o el pasteleo partidista. Tampoco me pidan nombres y apellidos esta vez, pues, al igual que los tránsfugas, son tantos que no tengo espacio para señalarlos a todos. Que les aproveche. ([email protected]).

¿Hay algo que celebrar?
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