viernes. 19.04.2024

A lo largo de esta semana hemos escuchado todo tipo de opiniones acerca de lo que fue ese especie de cara a cara entre el presidente del Gobierno de la Nación y candidato a la reelección, José Luis Rodríguez Zapatero, y su rival más directo, el candidato del PP, Mariano Rajoy. Y digo especie de cara a cara porque lo que ofrecieron estos dos mandatarios, con toda la parafernalia que se montó en torno a ellos en la Feria de Madrid, IFEMA, no fue un debate. Para mi y para muchas personas se trató de dos monólogos en los que cada uno dijo lo que tenía previsto decir sin saltarse ni un punto ni una coma, donde no hubo réplica y ni siquiera se aportó nada nuevo por parte de ninguno de los dos. En definitiva, un debate que más recordó a las sesiones de control del Gobierno de todos los miércoles que a los grandes debates políticos de hace 15 años, -desde entonces no se celebraban debates en España-, entre Felipe González y Aznar o a los actuales encuentros decisorios entre la ex primera dama y senadora Hillary Clinton y el senador afroamericano Barack Obama. Eso sí, hubo mucho reproche, mucha historia de España y muchas referencias a tiempos de antaño, sobre todo al año 2004, que Zapatero, con aire triunfalista desde el primer momento, se empeñó en sacar en el debate una y otra vez. A pesar de las encuestas posteriores al debate que daban como ganador a Zapatero, mi impresión y la de muchas personas es que los dos líderes políticos estuvieron muy flojos y que ninguno de los dos ganó, es decir, que la cosa quedó en tablas. Esperemos que ambos políticos hayan aprendido la lección y nos ofrezcan en el segundo y último debate moderado por la periodista Olga Viza, ésta vez en el Palacio Municipal Juan Carlos I, un verdadero cara a cara que sea decisorio y, sobre todo, que aclare a las numerosas personas, -el primer debate tuvo una audiencia de más de 13 millones de espectadores-, que tienen una cita con las urnas el próximo día 9 de marzo cuál será el futuro del país para cada una de estas dos formaciones políticas, que por cierto no sabemos por qué están empeñados en ser los protagonistas de estas elecciones, cuando España nunca ha sido un país bipartidista y, por el contrario, está conformado por muchos otros partidos con un buen puñado de votantes que pueden hacer un daño importante a sendas fuerzas.

Haciendo un análisis pormenorizado de este debate, que tuvo una duración de casi dos horas, -tanto tiempo para no decir nada-, hay que señalar que aparte de los reproches, hubo cabida para introducir algún que otro asunto que preocupa a la sociedad y mientras el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se centró más en la educación, de la que llegó a hablar 17 veces, el líder de los populares, Mariano Rajoy, prefirió encaminar su discurso hacia el terrorismo. Sin embargo, echamos de menos referencias a Canarias en temas como la inmigración o los incendios forestales y nos sobraron algunas mentiras como la afirmación del presidente de que había recibido a todos sus homólogos en las distintas comunidades autónomas. -Presidente, usted se ha negado por activa y por pasiva a recibir al presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, a pesar de las solicitudes hechas desde el Ejecutivo canario.

Es evidente también que Mariano Rajoy acertó al ponerse de lado del ciudadano medio cuando al hablar de economía pidió al presidente que olvidase las grandes cifras macroeconómicas y explicase cómo piensa atajar la subida de los precios, -es en lo que hay que poner la mirada en estas elecciones-, y se creció al tocar el debate territorial y hablar de los estatutos, que por cierto le recordamos también al presidente Zapatero que sigue pendiente la reforma del estatuto de Canarias.

En fin, en Educación se habló de leyes y contra leyes que han llegado a lo que hoy fotografía de forma certera el informe Pisa sobre nuestros estudiantes y se habló de empleo, nuevas tecnologías y, cómo no, de terrorismo, del que se llegó a hablar hasta en 36 ocasiones.

En definitiva, el resultado refleja que pese a haber sido un debate muy igualado, sin un claro vencedor, lo cierto es que los temas que preocupan a cada candidato son en muchas ocasiones bien distintos. Y lo demostraban sendos políticos en los mitines del día después. Quizás, como decía alguien estos días, a ambos líderes les haría falta llevar al debate del próximo lunes aplausos ‘enlatados' para que se crecieran y fueran más combativos a la hora de defender sus políticas de futuro. Esperemos que hayan aprendido la lección y que ésta vez estén atentos a lo que dice su contrincante en cada momento para protagonizar un debate vivo con réplicas y contra réplicas que nos ayuden a todos a tomar una decisión.

Aplausos ‘enlatados' para los candidatos
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